Monumento emblemático de la capital, la catedral de Notre Dame de París forma parte del paisaje parisino desde hace más de 800 años. El 15 de abril de 2019, el terrible incendio que arrasó la estructura de madera y la aguja de Notre Dame de París sobrecogió a toda Francia y al mundo entero. Esta catástrofe sirvió para despertar las conciencias respecto a la fragilidad de nuestros monumentos históricos. Durante la Revolución, la catedral sufrió mutilaciones y saqueos antes de pasar a formar parte de los bienes nacionales. A pesar de todo, conservó un lugar privilegiado en el espacio urbano al convertirse, durante algunos años, en la sede del nuevo Culto de la Razón ateo. El Concordato de 1801 restablece el culto católico y Notre Dame de París recupera su función original. Durante el siglo XIX, la famosa obra de Victor Hugo, «Notre Dame de París», causa sensación y, desde entonces, la catedral pasará a ocupar un lugar muy especial en el corazón de todos los franceses. Se convierte en el lugar de celebración de los funerales nacionales y de las victorias militares, en especial, durante la Liberación de París. La ola de generosidad inmediata tras el incendio de 2019 muestra nuestro afecto por estos edificios y hasta qué punto forman parte de nuestra historia colectiva. Inscrita desde 1862 en la lista de Monumentos Históricos e incluida, más tarde, en el Patrimonio Mundial de la UNESCO, la Catedral de Notre Dame forma parte de los monumentos de visita indispensable para los turistas que viajan a París. Además, es uno de los edificios más visitados de Francia y el punto cero de las carreteras del país.
Principal lugar turístico de la capital, Notre Dame sigue dedicada a recibir a los creyentes y a las celebraciones litúrgicas. Es uno de los principales lugares de culto cristiano de Francia y del mundo, en especial, debido a la presencia en sus muros de reliquias de gran relevancia, anteriormente conservadas en la Santa Capilla situada a corta distancia: la corona de espino comprada por San Luis, un fragmento de la cruz, un clavo procedente del tesoro del Santo Sepulcro de Jerusalén, regalado a Carlomagno en el año 799, y la túnica de San Luis.
Una selección de más de 100 reproducciones de obras conservadas en los museos de la Villa de París permite recorrer la historia de Notre Dame y repasar a su lado los grandes eventos de los que ha sido testigo.
- SECCIÓN 1 :NOTRE DAME DE PARÍS, DE IGLESIA PALEOCRISTIANA A MONUMENTO HISTÓRICO
- NOTRE DAME DE PARÍS, DE IGLESIA PALEOCRISTIANA A MONUMENTO HISTÓRICO
- NOTRE DAME, UNA JOYA DE LA ARQUITECTURA
- NOTRE DAME: UN OBJETO MATEMÁTICO
- UN TAÑIDO POR UNA AGUJA DESAPARECIDA
- EL ATRIO DE NOTRE DAME
- SECCIÓN 2 : NOTRE DAME DE PARÍS, LUGAR DE CULTO Y SÍMBOLO DEL PODER
- NOTRE DAME DE PARÍS, LUGAR DE CULTO Y SÍMBOLO DEL PODER
- LAS PROCESIONES DE SANTA GENOVEVA
- LOS «MAYOS» DE NOTRE DAME DE PARÍS
- NOTRE DAME DE PARÍS Y EL PODER REAL
- LOS TORMENTOS DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA
- EL RETORNO DEL CULTO CATÓLICO Y LOS SOBRESALTOS DE LA ÉPOCA MODERNA
- NOTRE DAME EN LA LIBERACIÓN DE PARÍS
- UNA MISA DE NAVIDAD HISTÓRICA
- SECCIÓN 3 : ENTRE NOTRE DAME Y PARÍS, UN VÍNCULO INDESTRUCTIBLE
- ENTRE NOTRE DAME Y PARÍS, UN VÍNCULO INDESTRUCTIBLE
- NOTRE DAME, TESTIGO DE LOS TIEMPOS MODERNOS
- NOTRE DAME DE PARÍS EN EL CORAZÓN DE LOS ARTISTAS
- UN MONUMENTO INTEMPORAL Y PROTECTOR
- VICTOR HUGO Y EL REDESCUBRIMIENTO DE NOTRE DAME
- TOMEMOS ALTURA
- VISTAS ESTEREOSCÓPICAS ANIMADAS
- PARA PROLONGAR ESTA EXPOSICIÓN VIRTUAL
- UN VIAJE ÚNICO A NOTRE DAME DE PARÍS: EXTRACTO 360° DE LA EXPERIENCIA DE REALIDAD VIRTUAL DE UBISOFT
NOTRE DAME DE PARÍS, DE IGLESIA PALEOCRISTIANA A MONUMENTO HISTÓRICO
En el siglo XII, Maurice de Sully, obispo de París, inicia la construcción de una nueva catedral en el mismo lugar donde se levantaba la antigua. Este espacio, en pleno corazón de la île de la Cité, estaba ocupado desde la antigüedad por numerosos edificios, cuyos vestigios se pueden ver actualmente en la Cripta arqueológica. Serán necesarias varias décadas para finalizar las obras que permiten elevar las bóvedas de crucería, los arbotantes, la estructura de carpintería, etc. La mayor parte de las piedras calcáreas utilizadas procede de las canteras de la región de París, al igual que los miles de robles empleados en la construcción de la estructura de carpintería conocida por el sobrenombre de «Bosque de Notre Dame». Los planos originales se modifican en la primera mitad del siglo XIII para incorporar un sistema de evacuación de las aguas, una aguja, las celosías en las torres y la apertura de las ventanas elevadas que dejase entrar más luz en esta nave de piedra. Los rosetones y las grandes cristaleras suponen el triunfo del arte de las vidrieras y permiten a Notre Dame de París convertirse en uno de los edificios más majestuosos del gótico radiante y, ya entonces, símbolo de la capital.
NOTRE DAME, UNA JOYA DE LA ARQUITECTURA
Con sus 127 metros de largo y sus 69 metros de altura (torres), Notre Dame figura entre las catedrales medievales más grandes de Europa. Hasta la construcción de la Torre Eiffel a finales del siglo XIX, sería durante varios siglos el monumento más alto de la capital. El arte de las vidrieras, surgido en el siglo XII, se emplearía desde las primeras etapas en la construcción de Notre Dame. Esta obra (junto a la de la Santa Capilla) permitió dominar la técnica de la vidriera que, en aquella época, precisaba importantes recursos financieros para la adquisición de los óxidos metálicos indispensables para dar color al vidrio. Entre los elementos más destacados de Notre Dame, figuran sus tres rosetones, auténticos encajes de piedra y obras maestras de la arquitectura gótica. La rosa occidental presenta la Virgen con el niño en el centro de la composición y sus detalles se pueden observar en el plano de Émile Ollivier realizado en el siglo XIX.
El coro de Notre Dame ha sufrido varias modificaciones respecto al plano original y el que se conoce actualmente es obra del arquitecto Robert de Cotte. En 1637, Luis XIII implora a la Virgen María que le dé un hijo. Como muestra de su gran devoción, decide modificar el coro de Notre Dame y dotar a la catedral de un nuevo altar. Las obras comienzan bajo el reinado de Luis XIV con la demolición de la tribuna y el acondicionamiento del coro (durante el cual se descubrirían fragmentos del famoso Pilar de los Nautas). El centro de la nueva composición arquitectónica está presidido por un grupo monumental de estatuas: una Piedad de mármol blanco de Nicolas Coustou, una estatua de Luis XIII ofreciendo su corona a María de Guillaume Coustou y, por último, la estatua de Luis XIV implorando a la Virgen, esculpida por Antoine Coysevox.
NOTRE DAME: UN OBJETO MATEMÁTICO
En varios documentos conservados en el Museo Carnavalet, resulta interesante constatar que Notre Dame se convirtió en un objeto matemático. En 1702, Allain Manesson-Mallet, en su Géométrie Pratique, utiliza la catedral como ejemplo para una demostración de trigonometría:
«un capellán del Hôtel-Dieu de Paris, con ciertos conocimientos de Geometría, sintió curiosidad de saber, sin salir de esta casa, cuánto medía la torre septentrional de Notre Dame de París, desde la planta baja O hasta la balaustrada P […]» (La Géométrie pratique, T.2, pág. 74).
En otros documentos, Notre Dame sirve de monumento de referencia, una especie de patrón, para comparar las dimensiones de los grandes proyectos de ingeniería, como el pozo artesano del matadero de Grenelle, el proyecto de «torre de 300 metros» de Gustave Eiffel o incluso para poner de relieve las gigantescas dimensiones de la Basílica de San Pedro de Roma.
UN TAÑIDO POR UNA AGUJA DESAPARECIDA
El incendio de 2019 acabó con un elemento arquitectónico característico de la catedral: su aguja. La primera, construida en el siglo XIII, hacía las veces de campanario (visible en el grabado de Jacques Rigaud). De 1786 a 1792, en estado ruinoso, fue desmontada por completo. En una vista estereoscópica de la primera mitad del siglo XIX, observamos en el ángulo inferior derecho, el espacio vacío en la cruceta de los transeptos; esto también se puede observar en la representación de la cabecera de Notre Dame obra de Émile Harrouart. Habría que esperar hasta la restauración de Eugène Viollet-Le-Duc en 1843 para que Notre Dame recuperase una aguja en la cumbre de su estructura. Construida de madera protegida por plomo, tenía una altura de 96 metros. 21 campanas de bronce, alojadas en las torres de la fachada occidental, resuenen durante las ceremonias religiosas y los grandes eventos. El «bourdon» es la campana más antigua (fundida en 1683 bajo el reinado de Luis XIV), una imponente dama de 2,62 metros de diámetro para 13 toneladas de peso.
EL ATRIO DE NOTRE DAME
En la época medieval, París es una de las ciudades más grandes del mundo occidental y la Île de la Cité se encuentra en su centro. Zona densa, ocupada por varios edificios nuevos (religiosos, reales o privados) y dividida por callejuelas sinuosas y estrechas, los arquitectos de Notre Dame necesitan crear un espacio muy amplio. Para ello, derriban la catedral románica de Saint-Etienne y dejan vacío un espacio situado delante del portal monumental del nuevo edificio donde desemboca la Rue Neuve-Notre-Dame. Así nace el atrio de Notre Dame de París. En el siglo XVI, estaba cercado por un pequeño muro al que se adosaría la conocida fuente como del «Jeûneur» o ayunador en 1639, diseñada por el arquitecto del rey Christophe Gamard. Al sur, el atrio linda con la antigua iglesia del Hôtel-Dieu (visible sobre el plano de Truschet y Hoyau en el siglo XVI). En 1748, se derriba la fuente y el atrio se reacondiciona para construir, al oeste, el Hôpital des Enfants Trouvés diseñado por Germain Boffrand. Tras el incendio de 1772, el Hôtel-Dieu dispone de una entrada monumental neoclásica que abre al atrio de Notre Dame. En 1865, fue demolido y reconstruido al norte del atrio; más tarde, en 1874, se procede al derribo del Hôpital des Enfants Trouvés para ampliar la Rue Neuve-Notre-Dame, para dar al atrio el aspecto que ofrece actualmente. Algunos proyectos de rehabilitación no llegarían a materializarse, como la instalación de un monumento en homenaje a Juana de Arco en el centro del atrio. En su lugar, se optará por una estatua ecuestre de Carlomagno. Las numerosas rehabilitaciones llevadas a cabo durante el siglo XIX, brindaron la posibilidad de realizar excavaciones arqueológicas para profundizar los conocimientos sobre la Île de la Cité durante la Antigüedad.
NOTRE DAME DE PARÍS, LUGAR DE CULTO Y SÍMBOLO DEL PODER
Hasta la Revolución francesa, Notre Dame era uno de los principales lugares de culto católico de París. Vio desfilar reyes, papas, obispos y personalidades destacadas que asistieron a los actos más grandiosos del reino.
LAS PROCESIONES DE SANTA GENOVEVA
Lugar indispensable de la vida religiosa, eran muchos los fieles que acudían a la catedral para meditar y orar. Desde la Edad media hasta la Revolución, la capital se mueve al ritmo de las ceremonias religiosas que jalonan el calendario. Una de las más célebres (un tanto excepcional) es, sin duda, la procesión del relicario de Santa Genoveva, protectora de París, desde la Abadía de Santa Genoveva hasta Notre Dame. Durante esta ceremonia, la posición de cada persona dependía de la jerarquía que ocupaba en los estratos sociales. Los personajes más destacados de la ciudad iban al final del cortejo, a los lados del relicario principal; por eso, son ellos los que aparecen casi siempre en primer plano en las obras que representan el evento.
LOS «MAYOS» DE NOTRE DAME DE PARÍS
Cada año desde el siglo XVI, la corporación de orfebres de París encargaba a artistas la realización de unos pequeños cuadros que representaban escenas bíblicas asociadas a la Virgen María, a modo de ofrenda para la catedral en el mes de mayo (may en francés antiguo). A partir de 1630 y hasta 1707, los cuadros adoptaron dimensiones inmensas y se exponían en los diferentes espacios de la catedral. Las obras que representan estos «mayos» proponen con frecuencia vistas en perspectiva de la nave de Notre Dame, poniendo de manifiesto las características monumentales del edificio. Durante la Revolución, los mayos fueron incautados: algunos se llevaron al Louvre, otros llevados a provincias, mientras que otros desaparecieron… Tras el Concordato de 1801, las paredes de las capillas laterales de la nave de Notre Dame recuperaron 13 de estos «mayos», en particular, el de los orfebres.
NOTRE DAME DE PARÍS Y EL PODER REAL
Notre Dame de París ha sido testigo de grandes eventos que han sacudido la capital y el país. En el siglo XVI, mientras que el reino se encontraba sumido en las Guerras de Religión, el rey de Francia, Enrique III, es asesinado en 1589 por el monje dominico Jacques Clément, partisano ferviente de la Liga católica. Su sucesor con el título de «Rey de Francia y de Navarra», Enrique IV, entra en París de forma pacífica el 22 de marzo de 1594 y acude a Notre Dame a rezar. La catedral aparece en segundo plano en dos obras que representan estos eventos; su rosetón y su silueta característicos permiten identificarla fácilmente.
Bajo sus bóvedas de crucería, se desarrollan todo tipo de ceremonias oficiales: en 1663, Luis XIV recibe en París a una delegación diplomática constituida por los representantes de 13 cantones suizos. Este encuentro es el resultado de varios años de negociación entre bambalinas para que se firme una alianza entre Francia y las ligas helvéticas. En París, las negociaciones se desarrollan lejos de todas las miradas hasta la ceremonia oficial de juramento de la alianza en la catedral de Notre Dame. La estampa propuesta reproduce esta escena dibujada por Charles Le Brun, primer pintor del rey. El propio Luis XIV había encargado a la manufactura real de Gobelins una serie de tapices titulada «L’Histoire du roi» y destinada a alimentar la propaganda real. La original tapicería que representa la toma de juramento de la alianza se expone actualmente en la Embajada de Suiza, en París.
Los grandes personajes del reino celebran bautizos, matrimonios y funerales en Notre Dame de París. Así, en 1746, los funerales de María Teresa de España, primera esposa de Luis de Francia (hijo de Luis XV y padre de los reyes Luis XVI, Luis XVIII y Carlos X), que falleció pocos días después de dar a luz a María Teresa de Francia, se celebrarían en la catedral con pompa y boato. Ese mismo año, la catedral acogería la celebración de los funerales de Felipe V, rey de España de la rama de los Borbones, en ausencia del cuerpo del soberano. Este tipo de ceremonia in absentia es característica de las monarquías europeas de los siglos XVI al XVIII.
LOS TORMENTOS DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA
Cuando llega la Revolución, Notre Dame y sus bienes son incautados por la joven República recién instaurada. Tras la agitación política y social que siguió a la toma de la Bastilla, el 14 de julio de 1789, surge la Municipalidad de París. Jean-Sylvain Bailly, primer presidente de la Asamblea nacional es elegido regente de París y se convierte así en su primer alcalde. De nuevo, Notre Dame es elegida para celebrar el evento. Adolphe Thiers, en su Histoire de la Révolution française, nos ofrece una descripción de este episodio:
«Se vota enseguida un Te Deum y es llevado a Notre Dame en olor de multitudes. Los nuevos magistrados, el arzobispo de París, los electores, mezclados con guardias franceses, con soldados de la milicia, caminan con los brazos entrelazados hasta la catedral, en una especie de embriaguez. De camino, los niños que salen al paso se lanzan a los pies de Bailly, quien había desempeñado una gran labor en los hospitales; se refieren a él como su padre» (Histoire de la Révolution française de A. Thiers y F. Bodin, 1865, París, T. 1, pág. 403. En línea en BnF)
La Guardia nacional, que había nacido algunos días antes, se moviliza por los 60 distritos de nueva creación en París, que se suman a las parroquias ya existentes, para captar mejor la realidad social parisina. Del 17 de julio al 31 de diciembre de 1789, las banderas de la Guardia nacional reciben la bendición en Notre Dame, poco tiempo antes de su desacralización. Más tarde, la catedral sufriría actos de vandalismo, en especial, las esculturas de la Galería de los reyes en la fachada. Entonces, se convertiría en lugar de votación, entre 1793 y 1795, y en almacén de vinos de la República. Tras la ley del 31 de mayo de 1795 que concede el uso de edificios no alienados a los diferentes cultos, el famoso Abad Grégoire (obispo de Loir-et-Cher y, posteriormente, presidente de la Asamblea constituyente) forma la «Société Catholique de Notre-Dame» y solicita la entrega de las llaves de Notre Dame por la sección de la Ciudad. Notre Dame se encuentra en un estado de deterioro avanzado.
Fue necesario esperar hasta 1804 y la coronación de Napoleón Bonaparte para que Notre Dame recuperase sus tradicionales ceremonias de prestigio y los fastos de antaño. Para la ocasión, los suelos se cubrieron de tapices de seda con bordes de flecos, grandes cortinajes con los escudos de armas del emperador adornaban los balcones e inmensas lámparas de araña colgaban de las bóvedas. (Descripción de los preparativos). Al elegir la catedral para celebrar su ascensión al trono, Napoleón la vuelve a situar en el centro de los edificios símbolos del poder.
EL RETORNO DEL CULTO CATÓLICO Y LOS SOBRESALTOS DE LA ÉPOCA MODERNA
Durante el siglo XIX, Notre Dame de París vuelve a convertirse en el lugar privilegiado de las grandes ceremonias nacionales, como matrimonios y bautismos El 17 de junio de 1816, Carlos Fernando de Artois (hijo de Carlos X) y María Carolina de Borbón y Sicilia celebran una boda por todo lo alto. Diseñados con antelación, los decorados nos muestran una Notre Dame vestida de colgaduras, cortinajes y otros follajes vegetales para ofrecer un escenario de excepción.
El bautismo del príncipe imperial, hijo de Napoleón III, el 14 de junio de 1856 en Notre Dame, es otro momento de constatar los recursos puestos en marcha para magnificar la ceremonia, cuya decoración estuvo supervisada por Viollet-Le-Duc en persona. El fasto desplegado fue tal, que provocaría este comentario en Napoleón III: «Este bautismo casi parece una coronación», alusión directa a la ceremonia de entronización de su tío unos 52 años atrás en ese mismo lugar…
La único sombra en el cúadro: el pillaje de la catedral y del arzobispado el 29 de julio de 1830, tras la revolución que derrocaría a Carlos X.
Los grandes personajes de la nación también pueden celebrar sus exequias en Notre Dame; es el caso de Louis Pasteur, el 6 de octubre de 1895, el doctor Emile Roux, en 1933, o incluso François Mitterrand, el 11 de enero de 1996.
En mayo de 1945, el general De Gaulle y los embajadores aliados asisten a un Te Deum (canto religioso de alabanza y acción de gracias) en Notre Dame para celebrar la capitulación de la Alemania nazi. En la segunda parte del siglo XX, se realizaron numerosas obras de restauración, principalmente en las vidrieras. Tras el Concilio Vaticano II y por petición de Monseñor Lustiger, se procedió a instalar un nuevo altar en la cruceta del transepto. En 2008, en una catedral parcialmente restaurada, el papa Benedicto XVI acude a celebrar el jubileo del edificio: su 850 aniversario.
Los combates por la Liberación de París, grabados por un equipo de cineastas de la Resistencia, serán las primeras imágenes de la Francia libre, difundidas por France Libre Actualités y el Comité de Libération du Cinéma Français (CLCF). Fuente: INA.
El 24 de diciembre de 1948 se grabó, en directo desde Notre Dame de París, la primera misa de la historia de la televisión. Fue toda una proeza técnica para los equipos de la Radiodifusión francesa, que debieron adaptarse a las condiciones tan particulares de la ubicación. Fuente: INA.
ENTRE NOTRE DAME Y PARÍS, UN VÍNCULO INDESTRUCTIBLE
En el siglo XIX, el urbanismo de París cambia radicalmente debido en gran parte a las obras del barón Haussmann. Se abren grandes avenidas, los edificios se alinean e unifican, se crean plazas y, tal y como hemos podido ver anteriormente, la deslocalización del Hôtel-Dieu, situado al norte del atrio de Notre Dame, permite despejar la zona y poner en valor la catedral. Estas obras coinciden con las rehabilitaciones que Viollet-le-Duc pone en marcha en Notre Dame.
A mediados del siglo XIX, se procede a la instalación de un sistema de iluminación a gas por cuenta de la «Compagnie parisienne d’éclairage et de chauffage par le gaz». Esta innovación necesitaría la participación de varios equipos para encender los quemadores de gas. Algunos fotógrafos, como Brassaï o Louis Vert, toman instantáneas de la intervención de los «limpiadores de farolas», que tienen por misión retirar la suciedad acumulada en los vidrios por el efecto del gas de hulla. Siguiendo la estela de la ideología de la higiene que surgió en el siglo XIX, aparecerán otras innovaciones como el «coche escoba» o el «coche de riego», inmortalizados a los pies de la catedral por Eugène Atget.
NOTRE DAME, TESTIGO DE LOS TIEMPOS MODERNOS
Notre Dame de París asistiría a la instalación de un nuevo tipo de transporte llamado a tener un gran futuro: el metropolitano. Entre 1905 y 1907, las obras de la línea 4 alteran totalmente la percepción de la circulación entre la margen izquierda y la margen derecha que, por primera vez en su historia, se encuentran unidas por un túnel subfluvial. En algunas de las obras propuestas, el contraste entre la catedral gótica, símbolo de continuidad, y las obras de ingeniería moderna, símbolos de ruptura, impresiona. La crecida de 1910 también es un evento anclado en la memoria colectiva. Notre Dame se ve afectada por este ascenso de las aguas que llegaría hasta el subsuelo de la sacristía y del presbiterio (Chronique du Petit Parisien, 27 de enero de 1910).
Por último, a principios de este siglo, la Gran Guerra amenazaba con traer consigo una invasión alemana de París. Para proteger mejor a la catedral de Notre Dame, se colocaron impresionantes pilas de sacos de arena, principalmente, contra los pórticos esculpidos. A pesar de todo, la aviación y la artillería alemana causaron daños a algunos monumentos, incluida Notre Dame.
NOTRE DAME DE PARÍS EN EL CORAZÓN DE LOS ARTISTAS
Aunque París cuente con numerosos monumentos destacados, parece que los artistas sienten cierta debilidad por Notre Dame de París. Las primeras representaciones conservadas en los museos de la ciudad se remontan al siglo XVI; en ellas, la atención al detalle es relativamente importante, como también lo es en los grabados y las estampas de los siglos siguientes. La reproducción fiel de los diferentes elementos arquitectónicos se consigue de manera más o menos precisa en función del ángulo de visión, de la composición de la escena, etc., pero parece ser la norma.
Con la evolución de los estilos artísticos, las reglas de representación de Notre Dame por los artistas se vuelven más flexibles. Estos buscarían sugerir la presencia de la catedral por sus contornos, más que realizar un dibujo que reflejase técnicamente todas las partes del monumento. Bajo la nieve, entre las nubes, bajo la luz de la luna o bajo un sol radiante, la percepción de Notre Dame se renueva sin cesar entre los artistas. Para ellos, se trata de una experiencia sensorial inédita, dependiendo de si la luz golpea las paredes de piedra calcárea o la cubierta de plomo, para sacar a relucir originales juegos de sombras en los diferentes momentos del día. Aparecerá representada en magníficos lienzos puntillista de Paul Signac, Maximilien Luce o Robert Delaunay. También destacan los originales montajes fotográficos propuestos por Bruno Fabien y conservados en el Museo de Arte Moderno de la Villa de París, cuyos efectos visuales resultan, al menos, sorprendentes.
- Musée d'Orsay : Le quai Saint-Michel et Notre-Dame, en 1901, Maximilien Luce
- Kunstmuseum Basel : La flèche de Notre-Dame (Vue de Paris, Notre-Dame), Robert Delaunay
UN MONUMENTO INTEMPORAL Y PROTECTOR
Por su inconfundible silueta, Notre Dame de París forma parte de los monumentos más emblemáticos de la ciudad. Tanto si figura en una obra en primer o segundo plano, el observador identifica París al instante. Una de las representaciones más antiguas de la ciudad se puede ver en una pintura flamenca del siglo XVI, conservada en el Museo Carnavalet y en la que la catedral es el elemento clave que permite identificar la ciudad donde se desarrolla la escena. Aparece en el billete de 1 franco del Banco de comercio en 1920, junto a la famosa nave del blasón de París; en un dibujo satírico de Jospin sobre el valor del franco, simboliza París por sí sola, como el Puente de Londres de esta ciudad británica. La estampa del París pintoresco de Jules Perrichon, en 1897, muestra que la mera sugerencia de la cabecera de la catedral nos permite reconocerla.
Los artistas recurren a ella como figura protectora en las alegorías de la ciudad: Adolphe Willette pinta una alegoría de París reconocible por su corona almenada, su actitud melancólica, apoyada con abandono sobre Notre Dame. Los otros dos elementos que figuran en esta obra son la Columna de Julio coronada por el Espíritu de la Bastilla y una barricada en primer plano, símbolos de la ruptura que contrastan con la solidez y la estabilidad de la catedral. Aunque se represente en un contexto sombrío y lejano, como en la Alegoría de la ciudad de París de Louise Abbéma, Notre Dame no pierde su gran poder evocador.
VICTOR HUGO Y EL REDESCUBRIMIENTO DE NOTRE DAME
Instalada desde hace siglos en el corazón de París, inmutable, Notre Dame casi podría considerarse como una bella durmiente. En el siglo XIX, Victor Hugo y su novela Notre Dame de París reavivarán la atención prestada por los franceses y por el mundo entero a la catedral.
La novela que Victor Hugo publica en 1831 se inscribe en su lucha por la protección de los vestigios de la «vieja Francia», que considera se encuentran bajo amenaza. Tomando como base un profundo conocimiento del edificio, rinde un homenaje a la obra maestra del románico y el gótico pero, sobre todo, ensalza el ingenio del pueblo que la ha construido. «El tiempo es el arquitecto», escribe, «el pueblo es el albañil». Más que una iglesia, el poeta desea poner en relieve un «monumento del patrimonio nacional» y el alma de una ciudad.
En la catedral, viven los personajes principales: Cuasimodo, jorobado, tuerto, sordo, que representa el alma monstruosa, está enamorado en secreto de Esmeralda. Esta es la parte femenina de la novela, la encarnación de la belleza, de la libertad y de la inocencia, pero también el juguete y la víctima de unos amores violentos y rivales.
La novela tiene un gran éxito. Desde su publicación, surge una marea de imágenes (pinturas, grabados y, más tarde, fotografías), que contribuirán a darla a conocer en todo el mundo. Será traducida en todos los idiomas y adaptada a la ópera, el teatro, el cine, el cine de animación, los dibujos animados, la comedia musical… En la actualidad, se confunde con el edificio: para una buena parte del público, la catedral está irremediablemente asociada a Victor Hugo y a sus personajes.
TOMEMOS ALTURA
Durante varios siglos, Notre Dame ha sido el monumento más alto de la capital. Desde lo alto de sus torres, de 69 metros de altura, y tras subir los 422 escalones, la ciudad se muestra sin reservas a la mirada de los curiosos. Es un punto de observación privilegiado, central e insólito, para admirar una de las panorámicas más bellas de París.
Realización: Quentin Bidault
La fotografía estereoscópica, actualmente en el olvido, era una técnica popular en la segunda mitad del siglo XIX. Permitía ver en relieve... Es la primera técnica en 3D.
Una vista estereoscópica consta de dos fotografías que parecen idénticas, pero que no lo son. En efecto, el ángulo cambia ligeramente, como la imagen en cada uno de nuestros ojos, separados por unos centímetros. Esto nos permite apreciar las distancias. Introducidas en unas gafas ópticas especiales, el estereoscopio, las vistas estereoscópicas aparecen: las dos imágenes se unen y vemos la escena como si formáramos parte de ella.
A falta de un estereoscopio, aquí tenemos estas vistas animadas de Notre Dame para que puedas percibir el relieve. Una manera original de descubrir Notre Dame vista desde el Quai de la Tournelle y la antigua Rue Neuve-Notre-Dame o la vista desde la parte superior de la catedral, en torno al 1930, o incluso el avance de sus obras… las llevadas a cabo por Viollet-le-Duc. Además, esta renovación nos ofrece algunas referencias cronológicas: la Galería de los Reyes se va dotando de sus estatuas a medida que avanzan las obras y la aguja, por su parte, no aparece hasta el final, en 1860.
PARA PROLONGAR ESTA EXPOSICIÓN VIRTUAL
Esta exposición ha sido concebida y redactada por la Dirección de colecciones (Hugo Cador, Lise Mész y Charles Villeneuve de Janti), con la participación de los equipos de los museos, y se ha puesto a disposición en línea gracias al Servicio digital.
Se basa fundamentalmente en:
Site officiel de Notre-Dame de Paris
Espace dédié à Notre-Dame de Paris sur le site de la BnF
Para prolongar la visita :
Dossier thématique sur le site de la Médiathèque de l'architecture et du Patrimoine
Vidéo "Notre-Dame du numérique" : reportage du CNRS
Captations de conférences par la Cité de l'architecture et du patrimoine
Conférences de L'Institut National du Patrimoine sur France Culture
Dossier thématique sur le portail des bibliothèques municipales spécialisées (BHVP)
Portail Scientifiques de Notre-Dame
Dossier thématique sur le site de l'INRAP : "Les archéologues de l'INRAP mobilisés"
Site officiel de l’Institut National de l’Audiovisuel
Site de L’ Histoire par l’image
Plateforme institutionnelle Persée
Collections numérisées de la bibliothèque de l’Institut national d’histoire de l’art (INHA)
«Con motivo del aniversario del incendio que devastó la catedral, Ubisoft acaba de colgar en YouTube una visita 360° de este famoso monumento parisino. Gracias a ella, podemos realizar una inmersión en la catedral con el aspecto que lucía durante la Revolución. El estudio ha extraído las modelizaciones 3D realizadas para el desarrollo de uno de sus videojuegos más famosos: Assassin’s Creed: Unity.» más información